EL MENSAJE EN LAS CUEVAS
Un día, Marta y Pablo decidieron explorar el bosque cercano a casa.
Habían escuchado rumores sobre una cueva misteriosa que nadie
había visitado en años. Con linternas en mano y mucha curiosidad, los
hermanos siguieron un estrecho sendero rodeado de árboles altos hasta
que llegaron a una roca enorme cubierta de musgo. Justo detrás,
escondida entre ramas, encontraron la entrada a la cueva.
—¡Mira esto! —exclamó Pablo apuntando con la linterna hacia una
pared. Marta se quedó boquiabierta. En la roca había dibujos de colores:
bisontes, ciervos, y figuras humanas cazando.
—Son pinturas rupestres, Pablo. ¡De la prehistoria! —dijo Marta,
recordando lo que había aprendido en clase.
De repente, algo extraño sucedió. Una brisa cálida sopló dentro de la
cueva, y las pinturas comenzaron a brillar. Antes de que pudieran
reaccionar, Marta y Pablo sintieron que eran arrastrados hacia las
imágenes. Al abrir los ojos, ya no estaban en la cueva. Habían viajado en
el tiempo.
Los hermanos se encontraron en un prado amplio donde un grupo de
personas estaba encendiendo fuego con piedras. Cerca, otros tallaban
herramientas de piedra mientras algunos pintaban figuras en las
paredes de una cueva. Una niña pequeña con un cabello trenzado se
acercó a ellos con una sonrisa curiosa.
—¿Quiénes sois? —preguntó.
—Venimos del futuro —respondió Marta. Al ver la expresión confundida
de la niña, añadió—: Queremos aprender cómo vivíais.
La niña los guio por el campamento. Les mostró cómo usaban las
piedras para cazar y cómo recogían frutas y raíces para comer. Marta y
Pablo observaron con asombro cómo trabajaban en equipo,
compartiendo todo lo que encontraban. Finalmente, la niña los llevó a la
cueva donde los artistas pintaban.
—Cada pintura cuenta una historia —explicó—. Hacemos esto para que
los que vengan después sepan quiénes fuimos y qué hicimos.
—¡Qué idea tan maravillosa! —dijo Marta, mirando un ciervo pintado en
la roca.
La niña les entregó unas piedras y pigmentos hechos con tierra y
plantas, invitándolos a pintar algo. Pablo dibujó una linterna, y Marta un
libro abierto. Todos los presentes rieron, sin entender bien qué eran esos
objetos.
Antes de despedirse, los hermanos agradecieron la experiencia. De
repente, el brillo de las pinturas volvió y, en un parpadeo, Marta y Pablo
estaban de vuelta en la cueva moderna.
—Creo que acabamos de recibir un mensaje importante —dijo Marta
emocionada—. Tenemos que valorar las historias del pasado y aprender
de ellas.
Pablo asintió, mirando los dibujos con nuevos ojos. La aventura en la
cueva cambió la forma en que veían la historia, y nunca olvidaron el
mensaje de las cuevas.
PIENSA Y CONTESTA
1. ¿Qué encontraron Marta y Pablo en la cueva?
2. ¿Cómo reaccionaron las pinturas cuando las descubrieron?
3. ¿Qué hacían las personas prehistóricas en el campamento?
4. ¿Qué dibujaron Marta y Pablo en la cueva?
5. ¿Qué mensaje importante aprendieron los hermanos al final de la historia?
6. ¿Por qué crees que las pinturas rupestres eran importantes para los humanos prehistóricos?
7. ¿Cómo supo Marta que las pinturas eran 7. de la prehistoria?
8. ¿Qué harías tú si pudieras viajar al pasado y conocer a los primeros humanos?
9. ¿Por qué crees que las personas en el campamento compartían todo lo que encontraban?
10. Crea un diálogo entre Marta, Pablo y la niña prehistórica sobre cómo es vivir en el futuro.
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